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Documentos de identidad y su impacto en la identidad digital en América Latina

El documento de identidad nacional es el elemento que permite probar la identidad de una persona, y una herramienta fundamental para que toda la población puedan hacer uso de los servicios que ofrece la sociedad. Sin embargo, el acceso a estos documentos no se da de manera uniforme, ya que en particular la población vulnerable debido a sus características socio-económicas o al difícil acceso derivado de las condiciones geográficas encuentra mayores dificultades para su identificación. Las tecnologías de la información y las comunicaciones facilitan el acceso de las personas a los servicios públicos y privados, ya que por su naturaleza promueven la ejecución masiva y segura de procesos no presenciales. La adopción de estas tecnologías para el proceso de identificación no ha sido ajena a los países de América Latina, quienes la han abordado de diferentes maneras adaptadas a sus contextos. Si bien la generación de servicios digitales en la región ha crecido de manera considerable en los últimos años, las empresas interesadas en desplegar sus servicios a nivel latinoamericano deben considerar en sus estrategias las características específicas de cada país en la validación de la identidad, y en consecuencia los desarrollos que ha sufrido la documentación de identidad.

La documentación digital

Los sistemas de identificación permiten a las personas dar prueba legal de su identidad por medio de documentos emitidos por autoridades de certificación. La importancia de estos sistemas radica en que como lo expone el Banco Mundial “la capacidad de probar la identidad es la base para participar en la vida social, política, económica y cultural de un país” [WBG2019]. Por ejemplo, en el 90% de los casos se requiere un documento emitido por el estado para abrir una cuenta bancaria, lo cual limita la inclusión en el acceso a servicios financieros [FICP2017]. En el caso de subsidios otorgados por el estado, es importante garantizar que estos sean entregados de manera oportuna, pero al mismo tiempo con transparencia para que solo se beneficie a aquellos a quienes corresponda. Algo similar se puede decir de los servicios de salud.

Actualmente, las tecnologías de la información y las comunicaciones se han convertido en un elemento clave para garantizar el derecho a la identidad, y así mismo en un aliado para que los países dentro de sus estrategias de transformación digital reduzcan sus costos administrativos, aumenten la recolección de impuestos, y ofrezcan mejores servicios a los ciudadanos. Los sistemas de identidad digital se caracterizan por hacer uso de tecnologías digitales en la emisión de documentos de identidad, y así mismo en el proceso de registro y validación de los mismos. Esto puede incluir identificaciones con chips donde se guarda información biométrica o claves asimétricas, sistemas que se apoyan en comunicaciones celulares, o incluso en aplicaciones móviles, gracias a la alta penetración de esta tecnología. Por medio de este tipo de herramientas es posible ofrecer el servicio de validación de identidad no presencial, lo cual es relevante en el contexto latinoamericano debido a sus condiciones geográficas y socio-económicas, ya que es en las regiones aisladas donde se suele encontrar la población más vulnerable, y a la cual se le dificulta acceder a los servicios que ofrece la sociedad. Adicionalmente, los documentos con este tipo de características cuentan con niveles de seguridad más altos que los documentos tradicionales, al basarse en sistemas estandarizados de certificados digitales que han sido probados exitosamente durante años. Por otro lado, un sistema de identificación digital facilita realizar un seguimiento de las credenciales otorgadas y de su uso, lo cual promueve la transparencia de los procesos públicos.

Sin embargo, no solo la administración pública se ve beneficiada por el uso de identificaciones digitales, y por lo tanto existen iniciativas privadas que han generado de manera independiente elementos de identificación digital de sus usuarios basándose en la identidad otorgada por los estados. Esto presenta ciertas ventajas en el proceso de validación pues se realiza basándose en la información obtenida durante el enrolamiento bajo las condiciones establecidas por la empresa. Sin embargo, algunas regulaciones nacionales pueden exigir la combinación de diferentes técnicas de validación de identidad para la realización de algunas transacciones. Por lo tanto, esto obliga a los usuarios a manejar diferentes identidades de manera simultánea, lo cual resulta engorroso. Esta sensación se hace más pronunciada si tenemos en cuenta que un mismo usuario se relaciona comercialmente con varias empresas, lo cual se traduce en alta fricción en el uso y probablemente en baja adopción. Por esta razón, una parte importante del sector privado sigue usando las credenciales entregadas por el estado como base para la validación de la identidad.

El caso de Estonia

Uno de los países que más ha desarrollado su estrategia digital es Estonia, el cual desde 2002 cuenta con una identificación electrónica [ROE2018]. Un aspecto muy interesante del proceso que ha venido desarrollando este país, es que se puede ver claramente cómo ha evolucionado su sistema de identificación con el objetivo de facilitar la digitalización.  Por lo tanto, hoy en día mantiene elementos de identificación tradicionales como el ID card, y otros puramente electrónicos como el SMART-ID.

Como país miembro de la Unión Europea, el documento de identidad de Estonia cumple ciertas condiciones que facilitan el acceso a servicios comunitarios [UE2014], si bien la definición específica de su documento de identidad viene dada por regulaciones nacionales. Todos los ciudadanos de Estonia cuentan con un documento de identidad físico (ID card), el cual es obligatorio. Adicionalmente, cualquier ciudadano que cuente con el documento de identidad físico tiene derecho a obtener una identidad digital, la cual es implementada de diferentes modos. Uno de estos modos es el DigiID, que consiste en una tarjeta del tamaño de una tarjeta de crédito que cuenta con un chip para realizar operaciones de manera electrónica. Esto es posible ya que el chip guarda un par de claves asimétricas. Otro mecanismo es el mobil-ID, que consiste en una SIM card donde se almacenan las claves que permiten interactuar con páginas web que ofrecen servicios gubernamentales. Sin embargo, este mecanismo ha sufrido tropiezos, al evidenciarse una vulnerabilidad que obligó al gobierno a cambiar un número importante de SIM cards. Finalmente está el Smart-ID, que es una aplicación para dispositivos móviles que permite autenticar al usuario con los servicios gubernamentales mediante el envío de información en tiempo real. La información guardada en los chips hace referencia a certificados digitales, con un período de validez asociado al de la tarjeta (5 años). Los chips siguen además los estándares [ISO7816].

América Latina

 En América Latina todos los países cuentan con autoridades de certificación gubernamentales, lo cual como se mencionó anteriormente es un elemento fundamental para el establecimiento de la identificación digital, y en consecuencia, para la consecución de la transformación digital basada en el individuo. Adicionalmente, desde hace más de una década se estableció un organismo para el intercambio de buenas prácticas y el apoyo interinstitucional, lo cual ha permitido incluso que se hayan planteado proyectos para permitir la interoperabilidad entre las bases de datos de identificación de diferentes países. Si bien se manifiesta un esfuerzo de los diferentes países por proveer el servicio de identidad a sus ciudadanos, esto no quiere decir que no haya retos derivados de las condiciones de la región. Según el ID4D, en América Latina y el Caribe, en 2018 había alrededor de 50 millones de personas sin registrar [WBG2019]. En Colombia, la Registraduría Nacional del Estado Civil cuenta con el programa Unidad de Atención a Población Vulnerable (Udapv), que busca proveer “el servicio de identificación a lugares remotos del país”. Hasta 2015, el programa había atendido 1.520.085 personas en condición de vulnerabilidad, y solamente en 2018, atendió una población de 146.178 personas por medio de 50 jornadas que cubrieron más del 90% de los departamentos del país [RNC2018]. Esto indica que se requiere un esfuerzo importante para permitir la identificación en todo el territorio nacional.

Algunas características de los documentos nacionales de países de América Latina se pueden ver en la Tabla 1. En el caso mexicano, se utilizan dos instrumentos para sustentar la identidad del individuo: la Clave Única de Registro de Población y la credencial para votar. Estos documentos cuentan con un código QR y códigos de barras. Ecuador por su parte se encuentra en un proceso de actualización de su documento de identidad, y tanto la cédula como el pasaporte contarán con un chip electrónico en el que se almacenará información biométrica. En el caso de Perú, se estableció desde 2013 que el Documento Nacional de Identidad (DNI) debe ser expedido con un chip electrónico que contiene los datos biométricos del usuario. En Brasil se avanza en la definición de un documento de carácter nacional, aunque cuentan con iniciativas para integrar diferentes fuentes de información personal en una aplicación móvil. En Chile se produce un documento de identidad que cuenta con lectores NFC, para poder descargar los datos de manera inalámbrica. En Argentina se cuenta con un DNI que contiene información biográfica y biométrica, pero sin incluir un chip electrónico, parecido al caso de la cédula de ciudadanía actual colombiana, que contiene una foto y la huella dactilar. Sin embargo, en Colombia la Registraduría Nacional del Estado Civil anunció la generación de una nueva cédula, que incluiría un chip para almacenar información biométrica.

Si bien no existe una homogeneidad de documentos en América Latina, y el proceso de identificación digital avanza de manera irregular en los diferentes países, la oferta de servicios digitales sigue avanzando en el continente. Por lo tanto, los procesos de verificación de identidad siguen basándose en el uso de los documentos disponibles actualmente, muchos de los cuales no cuentan con componentes digitales. Por lo tanto, la validación de identidad se basa principalmente en la captura de información de los documentos de identidad (principalmente por medio de teléfonos móviles) y su verificación con las entidades de registro de los países. Por ejemplo, reconoSER ID realiza esta validación con la Registraduría Nacional del Estado Civil para Colombia. Sin embargo, este tipo de mecanismos de validación de identidad son más exitosos a la hora de mitigar el riesgo de fraude si se integran con otros componentes como información biométrica, información biográfica o sistemas de reputación personal o de dispositivos digitales. Por lo tanto, una estrategia exitosa de identificación debe estar en capacidad de unir estos elementos en función del nivel de riesgo de la transacción.

Conclusiones

La digitalización de los procesos y la oferta de servicios digitales requieren para su exitosa implementación asegurar la identidad de las partes. Este proceso se ha llevado a cabo tradicionalmente con los documentos de identidad expedidos por las autoridades certificadoras de los países, pero esto implica ciertas limitaciones que se han intentado solucionar integrando tecnologías de la información y las comunicaciones. Si bien la generación de documentos de identidad digitales abre muchas posibilidades, se da a ritmos distintos en los países de América Latina, obligando a que se mantengan procesos de verificación basados en documentos tradicionales.  Por lo tanto, las empresas que deseen tener una presencia continental deben contemplar estrategias de validación de identidad con la suficiente flexibilidad para adaptarse a los requerimientos de cada país, y así mismo con la capacidad de integrar diferentes fuentes de datos. De la misma manera, para poder realizar una validación de documentos de identidad, es necesario apoyarse con socios estratégicos que cuenten con la experiencia técnica y operativa en procesar altos volúmenes de transacciones asociados a documentos de identidad nacionales.

Escrito por: Diego Pacheco-Páramo y Nicolás Spijkers

Bibliografía

[ROE2018] Estonian eID scheme: ID card .Technical specifications and procedures for assurance level high for electronic identification [UE2014] REGULATION (EU) No 910/2014 OF THE EUROPEAN PARLIAMENT AND OF THE COUNCIL of 23 July 2014 on electronic identification and trust services for electronic transactions in the internal market and repealing Directive 1999/93/EC [ISO78162019]  ISO/IEC 7816-8:2019 Identification cards — Integrated circuit cards — Part 8: Commands and mechanisms for security operations [FICP2017] 2017 Global Financial Inclusion & Consumer Protection (FICP) Survey, WBG. 124 jurisdictions participated in the survey [RNC2018] Registraduría Nacional del Estado Civil. https://www.registraduria.gov.co/-UDAPV,3683-.html [WBG2019] Identification for Development. Practicioner’s guide. October 2019. World Bank Group.